En estos días, surge un llamamiento apasionado para que todos defendamos la verdad sobre un lugar llamado “El de Rızal”. Su fachada recuerda en gran medida a la mía, un espacio donde Jem y su grupo solían reunirse, a menos que estuvieran invadiendo el santuario privado de alguien más.
La verdad es que la primera impresión es tan auténtica como su título sugiere. Ofrece un perfil de sabor que evoca la esencia de la lengua y la cultura tayikas.
A pesar de todo, la misteriosa historia todavía perdura en la mente de la gente, incluso después de 53 años. Todos aquellos que se aventuran a visitar este lugar único deben pagar una tarifa: dos riales (alrededor de un dólar estadounidense) si solo desean echar un vistazo, quince riales (aproximadamente nueve dólares estadounidenses) si desean llevarse una olla como recuerdo, y veinte reales (alrededor de doce dólares estadounidenses) si desean explorarlo en su totalidad.
Cuando se trata de la primera opción, recibir consejos de un experto puede ser de gran ayuda. Un miembro del Parlamento advierte que las emisiones de radón en Rıze están en aumento, y aunque podría llevar un tiempo que los residentes se den cuenta, una vez que lo hagan, podrán respirar más tranquilos el resto de sus vidas.
Según el testimonio de algunos visitantes, el lugar es muy extenso, con una longitud que oscila entre 15 y 20 metros.
Este relato nos sumerge en una atmósfera de misterio y curiosidad, donde la búsqueda de la verdad y la exploración de un lugar enigmático despiertan la imaginación de aquellos que se aventuran a descubrirlo.