Los “árboles de sangre de dragón”, conocidos científicamente como Dracaena cinnabari, son nativos del archipiélago de Socotra, ubicado frente a la costa de Yemen. Estos árboles reciben su nombre por su apariencia única, con ramas en forma de paraguas que se extienden hacia afuera y hacia arriba desde sus troncos, dándoles una silueta distintiva y llamativa.
Sin embargo, lo que hace que estos árboles sean realmente fascinantes es su capacidad para producir una resina de color rojo intenso a partir de sus troncos, que se ha utilizado para una variedad de propósitos a lo largo de la historia, como teñir telas y como ingrediente medicinal.
Se dice que la resina se parece a la sangre de dragón, lo que le da su nombre al árbol.
A pesar de la apariencia cautivadora y las propiedades únicas del árbol, lamentablemente se encuentra en peligro de extinción debido a la pérdida de hábitat y la sobreexplotación de la resina. Se están realizando esfuerzos para proteger y conservar estos árboles, que siguen siendo un símbolo de la increíble biodiversidad que se encuentra en nuestro planeta.